El chocolate negro

Durante muchísimo tiempo se ha relacionado y hasta culpado al chocolate de ser responsable de dolores de cabeza, cefaleas, adiciones incontrolables, sobrepeso, etc. Pero en la actualidad se busca reivindicarlo dándole el lugar que le corresponde, como fuente saludable de antioxidantes y flavonoides. Por supuesto, hablamos del chocolate negro, puro y no de las calóricas tabletas de chocolate con leche y avellanas, nueces y demás exquisiteces.

Un equipo dirigido por Mauro Serafini, del Instituto Nacional Italiano para la Investigación de los Alimentos y la Nutrición (Roma), han identificado al flavonoide responsable, la epicatequina, que actúa como antioxidante en los vasos sanguíneos y previene la formación de placas de ateroma (arteriosclerosis). No obstante, el efecto antioxidante del cacao se inhibe normalmente por acción de la leche con la que se acompaña.

La epicatequina podría actuar como una aspirina en el organismo, ejerciendo una actividad antiplaquetaria y protegiendo frente al ictus o el infarto. Una pequeña tableta de chocolate negro (sin leche) aporta al organismo tantos flavonoides como seis manzanas, algo más de cuatro tazas de té o dos vasos de vino tinto.

Alimento de los dioses

La acción antioxidante del chocolate podría verse limitada por otros elementos de la dieta, en especial de la leche. Cristóbal Colón de vuelta a España, llevó consigo algunas semillas de cacao que los indígenas utilizaban como moneda de cambio. En la sociedad azteca se atribuían al chocolate cualidades místicas. Hernán Cortés atestiguó cómo Moctezuma bebía con asiduidad un raro néctar que los aztecas denominaban xocalt (agua amarga), elaborado a base de cacao, maíz triturado, especias y agua. 'Esta bebida le hace a uno más fuerte y resistente a la fatiga', relataba el conquistador.

El chocolate gozó durante siglos de ser un alimento exquisito y reconstituyente. Su pasta acabó relegando el chocolate a la categoría de golosina y acabó generando adicciones que pronto mereció casi el apelativo de pecado.

La ciencia y los científicos han dejado constancia de que las catequinas (flavonoides) del chocolate superaban a las del té en su acción antioxidante. Los autores no proponían introducir más cacao en la dieta, pero recordaban que 'combinar algo de chocolate con una taza de té es sabroso y sano a la vez'.

La adicción al chocolate

Las sustancias del chocolate que pueden incidir en el estado de ánimo son tres. Su contenido en cafeína y teobromina lo convierten en un estimulante leve. La feniletilamina produce un efecto placentero a nivel cerebral y la anandamida causa relajación y sensación de bienestar. Sin embargo, se ha demostrado que la concentración de estas sustancias en una tableta es insuficiente para que el chocolate provoque efectos adictivos.

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